Derecho a jugar: No apuremos la infancia

2020-09-24

Porque pasa una sola vez en la vida, y todo lo que obtenemos en esos instantes de juego, diversión y esparcimiento no se enseña en ningún lado.

El 27 de septiembre se celebra en Argentina el Día Nacional de los Derechos de Niños y Adolescentes, en conmemoración de la sanción de la Ley N° 23.849 que aprobó en el derecho interno la Convención sobre los Derechos del Niño y sentó las bases del sistema de protección integral de derechos de la niñez y la adolescencia en nuestro país.

Si descontamos las horas de colegio, las de tarea en casa, y actividades extra ¿cuánto tiempo les dejamos para jugar? A lo que quieran, como quieran. Con tantas responsabilidades, la infancia parece acortarse cada vez un poco más.

“Los niños que han podido jugar bien y durante mucho tiempo serán adultos mejores”, dice Francesco Tonucci, pedagogo italiano, autor de “La ciudad de los niños” y nos invita a generar espacios seguros donde los niños puedan explorar, saltar, subirse a los árboles y en, definitiva, jugar. Nos propone permitirles ser protagonistas de sus propias experiencias, concederles libertad.

Jugar ajenos a la mirada del adulto es lo que les transmitirá confianza en sus propias decisiones y les permitirá ganar paso a paso autonomía. “Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén controlados”, dice Frato.

Pero que paradójico leerlo en este momento donde una pandemia nos ha mantenido encerrados durante meses y muchos sólo encuentran esparcimiento una vez a la semana.

¿Qué raro sentir que esa libertad, estar al aire libre, jugar con otros niños, nos puede poner en riesgo?

Pero, aun así, busquemos momentos para que el juego uno de los derechos básicos de la infancia, que es cuando se produce una “explosión” de desarrollo… cuando todo sucede, no sea rutina sino liberación.

Ojalá podamos construir espacios seguros para darle la libertad que necesitan todos los niños, durante la infancia.

Por Ana Belén Ehuletche, del equipo de Mamás y Niños Seguros